Moderato Cantabile - Peter Brook - 1960

Logline: Salir de tu encierro por amor te coloca en otra prisión.

Poco a poco las palabras sobran. Lo que comienza con una lección de piano y un terrible asesinato en un bar se convierte e una historia de amor infructífera y desgarradora para los protagonistas.

Una madre cansada de su jaula de oro se enamora de un obrero que ha sido testigo del asesinato. La profundización de los móviles de los personajes crean una historía intrigante y pasional que se complica al avanzar.

Vemos el desarrollo de una mujer que debería sentirse satisfecha pues tiene una vida perfecta, un esposo adinerado y un hijo adorable. ¿Por qué busca desesperadamente una salida de esa vida?

La película es cíclica, Brook construye un escenario dentro del bar al inicio de la película que al final se repetiría pero desde otro enfoque: en ambos hay un corazón roto, algo muere, al comienzo es literal, y esto es una excusa para unir a los protagonistas, pero al final muere un amor que jamás debió pasar, separando a Anne y Chauvin. Es uso de los espacios es muy efectivo, el pequeño departamento de Chauvin, la habitación de Pierre, el puerto, la casa abandonada. Incluso los objetos aportan a la historia, las copas con vino que encubren los encuentros furtivos o las ventanas que enmarcan constantemente a los personajes, pero que al mismo tiempo les permite ver a lo lejos, pensar en el otro en lo que han ganado y en lo que han perdido, toda esta construcción viene de la mano del fotógrafo Armand Thirard que captura una ciudad desolada y enclaustrada pero hermosa, el blanco y negro es sobrio y soberbio, vive entre ambas definiciones, pues la plasticidad de la foto es un deleite para los ojos.

Brook usa la novela de Marguerite Duras, de hecho la adaptación cinematográfica también es obra de la escritora y cineasta; con el apoyo de Gérard Jarlot crean este enredo existencial y amoroso. Dentro del discurso se permite hacer una crítica social, presentando estos dos sectores de la población, que nada tiene que ver con sus sentimientos, pero está presente y por momentos influye en los personajes.

La secuencia del paseo en ferry me conmueve, pues podemos apreciar cómo Anna tiene una batalla interna entre sus deberes y sus deseos, ama a su hijo pero también a ese hombre y quisiera dejarlo todo por él. Y capturar la mente humana en conflicto es un mérito que el cine sabe capturar con una singularidad especial, no solo lo vemos, lo sentimos y lo escuchamos; lo juzgamos y lo defendemos. Aprendemos de la otredad.