The Andromeda Strain - Rober Wise - 1971
- Alexa Angeles
- 26 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 mar 2020
Logline: Todos los pobladores de un pequeño pueblo estadounidadense han muerto de manera misteriosa, un grupo de cientificos tendra que encontar qué fue lo que los mató.

Querido Hollywood, gracias por hacer películas ligeramente ingeniosas con un presupuesto "módico" de $6,500,000. Los sets para esta película son ridículamente detallados y eso se agradece mucho, se ve que una de las principales preocupaciones del director era lograr generar espacios creíbles y que pudiéramos entrar en esta realidad, desde el pueblo fantasma, con sus muertos llenos de sangre en polvo, hasta los animales que según foros de internet y letras pequeñas en los créditos afirman que no mataron a ningún animal, si traumatizaron, pero aparentemente tenían veterinarios que los asistían en cuanto terminaba la escena, ya que para lograr que se desmayaran los hacían inhalar dióxido de carbono, aseguran que los simios y ratas no fueran lastimados en el rodaje. El departamento de producción y arte realizaron un magnífico trabajo, gracias Boris Leven, William Tuntke y Ruby Levitt.
Toda la investigación previa para la historia es trabajo de Michael Crichton que en su novela ya había resuelto los conflictos presentados en la película pero la adaptación de Nelson Gidding enriquece el desarrollo de los personajes, pudo optar por efectos especiales gratuitos pero decidió irse por le camino realista de la ciencia y mostrar este muy interesante proceso para descubrir un virus mortal, genuinamente aprendí sobre procesos químicos y biológicos.
Si bien no empaticé al 100% con todos los personajes, conocer a estos científicos, que luchaban por sus ideales y lo que creían correcto, los sacrificios que realizan y los más importante, nos dejan ver un poco de su lado más sensible, las escenas donde les realizan pruebas exhaustiva de su físico e intelecto los pone en una situación vulnerable, como si ellos fueran las ratas de laboratorio.
Una historia no muy descabellada que se presenta en los años setenta espejeando nuestro encierro.
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