Una giornata particolare - Ettore Scola - 1977
- Alexa Angeles
- 31 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 22 abr 2020
Título en español: Una jornada particular.
Logline: Dos vecinos tienen un encuentro que rompe con su contidianeidad mientras Hitler visita por primera vez Italia.

Nos adentramos lentamente a una Italia que espera la llegada de Hitler a sus tierras, la gente vitorea y cuelga las banderas rojas con esvásticas de sus balcones. Parece interesante la decisión del director al iniciar con material de archivo, no solo nos brinda una perspectiva real del periodo, un 1938 lleno de incertidumbre, apoyo y repudio mundial, nos permite ver con ojos del siglo XX.
La presentación del espacio donde nuestros protagonistas desarrollarán su historia es no solo poética, también preciosista, un edificio con millones de posibles protagonistas, el escape de un ave que salió de una jaula para liberar a su dueña. Como si el destino lo hubiera prescrito junta a dos personas que de otra manera jamás se hubieran conocido. Esta película esta cargada de nostalgia por lo que nunca pudo pasar y no pude evitar pensar todo el tiempo "a veces las personas se enamoran de las personas equivocadas"
Este amor infructífero le otorgó a cada uno mucho más que una vida a lado del otro haría, que igualmente sería imposible. Los personajes están estancados en un espacio negativo, sin materia, sin sonrisas. Grabriele es oprimido por ser homosexual, subversivo en muchas más maneras que una ideología política, el dolor que siente es palpable con cada mirada, y curiosamente es el que más intenta hacer feliz a los demás, su amor por reír y hacer reír, es lo que rescata su alma.
En contraste, Antonietta piensa que está haciendo lo correcto al ser la madre y esposa que se queda en casa aunque desea ir al desfile, es una persona creativa, con lo que aprende crea piezas muy interesantes, es enamoradiza y soñadora. Los roles están en constante cuestionamiento, el femenino, el masculino ninguno de los dos es el exponente perfecto del ciudadano italiano fascista, pareciera que al final aprenden a abrazar sus defectos, solo visto por los ojos ajenos.
El discurso político se pone en boga pero no de manera directa, permite que el espectador intuya la posición del director, es objetivo.
Al finalizar se queda un aire de melancolía y tristeza, una añoranza de lo que nunca se tuvo y un adiós entrecortado con la promesa de un destino incierto pero poco prometedor. Mientras Antonietta leía en el pie de su ventana Los tres mosqueteros vemos su evolución, y que por primera vez en años se dedica tiempo a ella misma, porque quizás se ama un poco más que ayer.
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